Recibí una llamada telefónica de un interesante sujeto, cuyo nombre voy a omitir para ahorrarle la verg¸enza a sus padres, quien en forma ladina, indirecta y velada me reclamó por haberle enviado a Eduardo una prueba de que, en efecto, personal del Tec de Monterrey está enviando spam.
Según este atípico sujeto, estamos desprestigiando a su institución y el hecho de que recibí un spam debería considerarse pecata minuta.
Me cuestionó si hago lo mismo cuando recibo otros correos de spam.
Le respondí, desde luego, que nosotros no desprestigiamos a nadie, que para eso no necesitan ayuda quienes envían spam. Se desprestigian solos.
En cuanto a la pecata minuta, el spam es nefasto, independientemente de que sea uno o mil. Es como justificar el tirar basura. O el robo en pequeña escala. Y este último ejemplo de hecho es cierto, pues el spam roba ancho de banda y recursos.
Finalmente, tengo años publicando casos de spam que me parecen relevantes, y de ello da cuenta la categoría Spam de este weblog.
